Es común que a esta hora del día la silueta de la tarde se convierta en un claroscuro curioso. El sol baja y entra de nuevo una sombra grisácea que de las ventanas lentamente se van esparciendo por el apartamento, la veo correr con paciencia cubriendo con seguridad cada uno de los rincones hasta que se establece de una forma arcana, mirando desde todos los ángulos lo que soy y he sido a estas horas.
Sin duda estoy un poco contento con tener este tipo de panoramas. Donde antes vivía, todo el tiempo estaba cargado de un brillo casi idílico, donde se escuchaba siempre a los niños en las calles jugando con chorros de agua y en pantalones cortos. Acá, todo es más sencillo, la gente se va a sus casas temprano, no hay ruido en las calles y sobre todo no se tiene que ver uno en la incómoda situación de saludar a sus vecinos como si de conocidos de infancia se tratara. Es esta la ventaja de ser el nuevo en la comunidad, aun mejor, la ventaja de encontrar una comunidad que guarda un respeto casi memorial al silencio y las buenas costumbres.
Con pasos algo flojos decido cerrar las persianas del apartamento y prender las luces del estudio para seguir con el documento que tenía en manos. Hace poco tiempo encontré este artista de las tierras frías, un fulano que muy pocos conocían. Pero vaya que era popular a los ojos curiosos de los fanáticos internautas modernos, tanto así que he decidido buscar un acercamiento a ver una que otra de sus obras.
El sujeto resulta que no solo era artista, sino que desempeña varias actividades que conllevan de “cierta” creatividad. Lo resalto en comillas porque es necesario evidenciar que no es alguien común y mucho menos influenciador. Es solo un tipo de treinta y tres años que decidió al parecer demostrar que hay expresiones del ser tan desfasadas, a lo natural y simplemente se nutre de ello transpirando como esencia pura a su trabajo. En su momento empecé a analizar una de sus pinturas más representativas, la cual, él mismo filmaba y subía a su andrajoso blog titulando la entrada como “El visitante”, Al reproducir el video se encuentra uno con el primer plano de una técnica estupenda, llena de colores vivos y expresiones remarcadas, un impresionista puro como en su momento medité, pero el repudio llegó cuando en su entretecho desde lo alto del lienzo hasta su profundidad, exaltaba una escena de estupor lento y agónico. No distinguía yo si lo que veía era cierto o un vistazo a alguna dimensión macabra, que de mi tan creciente morbo se estaba alimentando, por supuesto que no la estaba disfrutando pero tampoco estaba haciendo el video a un lado para olvidarlo por siempre. Era casi como si de momento me entrase esta obsesión aberrante de analizar hasta el último centímetro de ella. Como un golpe seco el video se corta y me deja a mi, alli frío y desorientado con la imagen rondando una y otra vez en mi mente.
Luego de esto, convencí de forma casi insana a los directores de la facultad para que me dejaran realizar una investigación sobre este nuevo e innovador artista, que de forma lenta iba arrastrándose por las más bajas esferas del internet, ganando casi una secta de altruistas admiradores quienes, como yo, habían caído en la trampa de ese video y ahora se obsesionaban por entender y comprender de qué mano angelical y aún más escabroso cerebro descompuesto se había generado tal obra.
Ahora me encuentro a unos cuantos días de desarrollar el texto principal a exponer en la universidad y nadie se podrá imaginar cuántas veces ha estado ese video en la pantalla de mi computadora, allí esperando siempre a que lo reproduzca con enfermiza adicción, como si de una droga sanadora se tratara, pero en vez de enfrentarme a un confort para el alma. Me encuentro con una desdicha única y placentera.
Termino de cerrar las persianas teniendo extremo detalle de revisar con cuidado los callejos a los que da la vista. Últimamente me he visto haciendo esto con extrema paranoia, como si sintiera que alguien me observa.
Al volver a mi asiento retomo el análisis de las diferentes piezas musicales que aquel artista publica acompañando sus pinturas, como si cada una de ellas viniera en conjunto con otros apoyos audiovisuales para su lenta y sinuosa interpretación. Paseo por entre las pistas, pero como con aquel video, encuentro una de ellas que me llama demasiado la atención. La pongo a reproducir para encontrarme con unos cuantos acordes desaliñados y una melodía sosa y sin aplomo. La escucho una, dos y tres veces. Esperando encontrar en ella alguna pista para mi texto, pero aunque la escuche no encuentro nada. Siento sin más en mi cabeza como resuena un golpe hueco de fondo, como el que se hace cuando se camina con suela de goma o en suelos de madera.
Cansado decido dejar allí todo e irme de una vez a dormir, cierro la computadora y de nuevo voy a la persiana a revisar el callejón, no descubro sino el único foco que da al doblar la calle, allí está, con su luz palida esperando pacientemente que la mañana llegue para poder descansar. Apago todo y me voy a dormir.
Pum…
pum…
pum…
Con un golpe de corazón y un salto repentino, despierto como quien de su ataúd inerte renace para apelar el entierro. Mis manos instintivamente saltan hacia mi pecho y mis ojos no se permiten tiempo para estar sin descanso abiertos como deberían, siempre atentos a captar la poca y pálida luz que entra por la ventana. ¿Que hora son? Hasta ahora las 2 de la mañana, que diablos me pasa y por sobre todo, que ha sido eso?. Siento de nuevo mi mente volver y con renuente energía intento recordar la tan misteriosa pesadilla que me ha hecho saltar del sueño nocturno de ese modo. Pero en mi mente no hay nada más que el sonido amorfo de la melodía aquella, tenía que escucharla de nuevo y lo tenia que hacer ahora mismo. Es de esos momentos que los artistas tildan de chispa, en el que entienden la emoción exacta a la que hace referencia la obra o la pieza.
Llegue a mi laptop de dos saltos y entre luces y tecleos encontré el audio, lo puse a resonar junto al silencio siempre frío que acompañaba la ciudad, en eso descubrí con profunda repulsión de que sentimiento se trataba, y aún más, con ajeno desagrado la pieza que completaba el rompecabezas, el concepto al cual se refería el artista que conjugaba la pintura y la melodía. La paranoia volvió a dominar mi cuerpo mientras escuchaba el audio y ,con uno o dos movimientos en la computadora, encontré la pintura. Aún más ese sentimiento se apoderó de mí, como quien se adueña de algo que es suyo, un recuerdo corpóreo que no me pertenece de primera mano, sino que me fue heredado por todos aquellos antes que yo. El miedo recorría cada fibra de mi ser y la necesidad de mirar detrás mío para verificar que estaba solo me roía como ratones en el cerebro, picando aquí y acá. Tanteando el ambiente en el que me encontraba y descubriendo en cada sombra y cada sonido un movimiento macabro de pensamientos inimaginables, mórbidos y dañados.
Al no aguantar más tan macabro sentimiento, decidí armarme de valor dejando los audífonos a un lado junto a la computadora para prender la luz, buscando un poco de confort y paz entre todo lo que me estaba sobrellevando.
Uno, dos y tres movimientos me bastaron para entender que estaba en la mitad de la habitación, sobrecogido por una oscuridad funesta y un silencio sepulcral. Cargando en mi espalda, la que daba justo a la ventana, de donde provenía la poca luz que me acompañaba. Una locura siniestra que me exclamaba al oído Mira por la ventana... y ¿Si no estás solo? con voz plausible, desganada y floja, de la cual no podía negarme. En un movimiento casi compulsivo giré hacia la ventana, completamente decidido a bajar uno de los tramos de la persiana y verificar que tan cierto era ese asqueroso presentimiento que me embriagaba con locura.
Uno, dos y tres pasos fueron los que di para poder llegar, baje el tramo. Con incertidumbre dirigí la mirada justo debajo de aquel foco solitario, justo donde dobla allí la calle. Nada, no habia nada alli. Con un respiro sordo retome aire en los pulmones y la agonía de la paranoia volvió a dejar mi mente en paz. Tome la computadora y decidí guardar la anécdota que acaba de tener en forma de epílogo para la presentación, ya que no había nada que tuviera más sentido protegiendo la expresión del artista y el entendimiento de la obra para sí y para sus espectadores.
luego de cerrar y guardar, decidí ir a la cocina por un vaso con agua y volver a dormir, ya con un poco más de cordura y estabilidad. Caminé sin prender ninguna de las luces, guardando un sentimiento de invisibilidad de la cual estaba cargada el lugar, como si fuera mejor no demostrar señales de vida, y esto se aplica aparentemente para todos los habitantes de la zona quien, si no fuera porque les he visto facilmente, podria entender que son productos de mi imaginación y que habitó en un lugar pacíficamente despoblado.
Al volver a la habitación, me percato de que tantos son los pensamientos en mi cabeza en ese momento, que había omitido el sonido casi mudo que invadía el apartamento, facilmente se podria ignorar, pero es tan absoluto el silencio de la zona, que se puede escuchar el ala de las moscas al volar. Con cierta obstinación paranormal decido buscar la fuente del sonido, dando pasos cortos recorro una de las paredes que da hacia la puerta de entrada, donde cerca a ella se encuentra un pequeño orificio por el cual, el aire se cuela de a pocos, entrecortandolo como si fuera una respiración lenta y meditabunda.
Cargado de nuevo con tal locura engendrada por los sucesos nocturnos de los cuales no me había percatado antes, decido mejor dedicarme de nuevo al texto para pronto terminarlo, la obsesión estaba pasando a un estado del cual no me sentía orgulloso. Como cobarde entendí que de buenas a primeras tales imágenes y sonidos no te pueden generar un gusto mórbido e inconsciente, como el que me invadía cada que admiraba su obra. No era natural, nunca lo seria que de tan desdichada emoción como lo era la paranoia fuera objeto fundamental para la elaboración de arte en su más puro concepto. No hay en ello nada más macabro, porque no se logra un acierto tan genuino con solo lo que se lee o tal vez se intuye. Se llega cuando se ha vivido en carne propia y el sentimiento aflora con blasfema naturalidad. Sea tanto como para quien lo sufre, como para quien lo induce.
Llegando a tal conclusión me invadieron arcadas que logré contener mientras definía con incertidumbre el desenlace de la investigación. Al ver de nuevo las otras piezas tanto musicales, como aquellas que yacen en óleos magníficos, entendía lentamente que cada una de ellas estaba cargada de un horror distinto. La paranoia quién era la más popular, distingue no solo por su detalle, sino por su profundidad. Algo que no se entiende de buenas a primeras. Pero las otras eran más sencillas. La bipolaridad, la esquizofrenia y la dismorfia mental se resaltan de sus lienzos y enmarcan un aura que tan pesado se tornaba, aún así para quien estuviera cerca de su replica original como para quienes las teníamos que ver a través de una pantalla. Pero de nuevo era cierto que no se lograba entender tales circunstancias a través de un texto o de una anécdota contada por terceros. Se tenía que vivir para poder extraer la más pura esencia de la locura y los más bajo de los sentidos humanos.
Entre ideas vagas y congruentes definiciones pude dar final al texto dejando en calma al artista y sus obras.
En hora récord termine con todo esto, no es más que las tres y treinta de la mañana, ya solo me quedan unas pocas horas de sueño antes que el sol se ponga y decida volver a mi tan sinuosa vida. Deje la computadora a un lado y me recosté para buscar dormir de nuevo. No pasaron ni dos minutos sin que ese ruido extenuante me martillara la cabeza con locura, que siento el frío del aire soplando tan cerca, tan vivo y a la vez tan muerto. Como cuando pasas junto al cementerio por cosas de la vida a altas horas de la noche. se siente como si un frío especial se enjaulara en su presencia alzándolo como un altar a lo oscuro e inimaginable.
¿Estas seguro que es el orificio? ¿Lo verificaste? ¿No sientes que alguien te mira?
Mi cabeza volvió a jugar en mi contra y esta vez lo hacía con todas sus fuerzas, no se si me pregunto esto por mi bien o para alimentar mi locura. Decido ponerme de pie e inspeccionar de nuevo el orificio, para cubrirlo con algo antes que me explote la cabeza.
Cuando esto tratando de poner los pies de nuevo en el suelo escuchó de forma horriblemente clara el sonido hueco aquel que acompañaba la melodía del mórbido artista. Al parecer se trataba no de golpes huecos a cierto instrumento de percusión, sino pasos cansados como de quien busca un sigilo débil.
Pum…
Pum…
Pum…
Uno tras otro, pero no sonaban lejos. Se escuchaban tan cerca que llegué a pensar que era dentro del apartamento. Con los latidos del corazón retumbando en mis oídos me levanté y compulsivamente revisé la ventana que daba a la calle, buscando quien sabe que. La locura me llevo al limite y el miedo me embriago con cierta magia antigua que solo de quienes han visto los más profundos horrores ha podido ser testigo, justo allí donde la farola daba al suelo se encontraba una silueta de horrible pesar, alguien quien a mi parecer, sin más remedio, tenía una figura humanoide, se encontraba allí en la mitad de la nada cubierto con una gabardina de un oscuro maldito, mientras miraba con absurdo detenimiento hacia mi ventana, solo le identificaba los ojos pero sabía que debajo de las sombras su expresión no era más que la de un ser que ha dejado su humanidad y en él se impartía la locura de los animales rabiosos y desquiciados. Sus ojos vacíos y sin pupila seguían mirándome, mientras yo desde donde estaba no podía hacer nada.
El miedo me había paralizado por completo, en aquel oscuro recinto. Lo único que cruzó por mi cabeza luego de unos cuantos minutos de tan inmenso pavor, fue el llamar a la policía. Pero no fue sino hasta que volví a ser consciente de todo a mi alrededor que sentí aquel ruido molesto aun más fuerte, pero no solo lo sentí más fuerte. Lo sentía de forma física, soplaba con frías volutas sobre mi cuello donde se ubican las vértebras cervicales y el cráneo, una respiración sosa y entrecortada como un murmullo agónico, dejando de nuevo todos mis músculos compactos como la piedra y mi mente completamente en blanco. Desde lo lejos pude sentir que la oscuridad cubría el rostro de quien me admiraba a la distancia y sin más pude prever como de forma incongruente la silueta bajo el faro marcaba una sonrisa inconclusa.
FIN
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*Nota del autor: Es claro que me baso en un montón de figuras cotidianas a la hora de escribir, influenciado ademas de mis autores del genero preferidos, Hablo de ti H.P Lovecraft donde quiera que estes. Pero algo que quiero sea la base de mi narrativa de terror, es la cercanía de los miedos y como los confrontamos con una bien llamada "Fe" que va a minorando lo que estos pueden causar en nosotros. Así que nada, espero lo disfruten y cualquier comentario será bien recibido.
As a birthday present here you have it, may your greatest fear never come true! AC
