Tal vez no la vida que todos ven, sino la que yo en mi ser considero que es vida y que en vida a muchos nos falta. El amor es una de esas condiciones que por naturaleza estamos obligados a pensar o meditar, logrando así el cometido de la autodestrucción como detonador de paciencia. Vemos y vamos entre abrazos faustos y sonrisas poco sinceras, engañando al corazón que cada ves mas enfermo busca nada mas consuelo en quien pueda darlo.
A esto que me embriaga le llamo la vida que pausé, y lo hice por la misma incapacidad que me domina cuando pienso en ella como si en mi fuera. La caída del deseo del cual era esclavo digno fue el pensar en ellos como personas y ponerme en sus zapatos como se debería. Mi mente se encuentra ahora en un limbo mas que insipiente que solo busca librarse de nuevo de este nihilismo consumado, que plantado o no, ya creció en mi con fuerza, sin medida. El único con la capacidad de detener ese proceso fue a quien quise y con fidelidad querré, alguien que vio el vació que reposa en la profundidad de mi ser y corrió en contracorriente de lo que el sentía.
Lo realmente agridulce es que aun en pausa tengo los siguientes versos gravados a fuego:
"Eres el clásico de los desviados
El placer de los escondidos
El hombre que no temió en alejandria amar a otro"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario